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 Existen varios tipos de calambres. Sin embargo, lo primero que debes saber es que los calambres son espasmos musculares (contracción muscular involuntaria) sostenidos sin control y sin correcta relajación. Ocurren con más frecuencia en las piernas, pero se pueden presentar en cualquier músculo del cuerpo. Generalmente están asociados a una deficiencia de magnesio en el organismo. 

 

 

 En la contracción muscular interviene una sustancia energética muy importante para el cuerpo que se llama ATP. Pero así como actúa impulsando la contracción, su disminución en nuestro organismo también ocasiona un descontrol en la activación muscular, por lo tanto la falta de energía (ATP) puede producir un descontrol en nuestras células musculares y originar calambres.

 

¿Cuáles son los tipos de calambres?

 

Existen varios tipos de calambres según el tipo de músculo afectado y según la condición de base de cada individuo:

 

  • Calambres nocturnos
  • Calambres de músculo liso
  • Calambres músculo esquelético

 

 

Calambres nocturnos

Estos son los más comunes. La causa podría estar asociada a la deshidratación, niveles bajos de ciertos minerales como el magnesio, y la reducción del flujo sanguíneo a través de los músculos por estar mucho tiempo sentado o acostado. Los calambres nocturnos en las piernas se consideran «normales» durante las últimas etapas del embarazo, los cuales están asociados a  cambios  en el organismo durante esta condición.

 

 

Calambres de músculo liso

 

Las contracciones del músculo liso pueden ser sintomáticas, como los calambres menstruales que pueden ocurrir antes y durante el ciclo menstrual.

 

Calambres
musculares esqueléticos

 

Los músculos esqueléticos que presentan calambres con mayor frecuencia son las pantorrillas, los muslos y los arcos de los pies. Este tipo de calambre se asocia con la actividad extenuante y puede ser muy doloroso, aunque los calambres esqueléticos también pueden ocurrir durante la relajación.

 

¿Cuáles son las causas por las
cuales puedes padecer calambres?

 

Los espasmos musculares se presentan cuando un músculo está sobrecargado
o lesionado.

 

¿Qué puede causar un espasmo muscular?

  • Hacer ejercicio sin haber tomado suficiente líquido.
  • Tener bajos niveles de magnesio, potasio o calcio.
  • Existen calambres en las fibras musculares que se encuentran en el útero como ocurre durante la menstruación.
  • Los calambres en la pantorrilla ocurren comúnmente al esforzar la pierna, y también se pueden presentar en la noche durante el descanso. Los calambres de la parte superior de la pierna ocurren con actividades como correr o saltar. El calambre en el cuello puede ser un signo de estrés.

 

¿Cuáles son
los síntomas asociados a los calambres?

 

Cuando hay espasmo muscular, el músculo se siente tenso y adolorido, algunas veces se describe como nudo, y en ocasiones muy intenso.

 

 

¿Se pueden evitar los calambres? ¿Qué hacer para evitarlos?

 

Alimenta tus músculos

 

 

  • Magnesio: una ración de 20 gramos de almendras cada día puede ayudarnos a obtener el magnesio que necesitamos para la equilibrada función muscular. Un 80% de la población presenta carencia de magnesio, cuya dosis diaria recomendada es de 275 mg para los adultos. El aporte de magnesio de la dieta podría complementarse con un suplemento nutricional como el citrato de magnesio MAGALEX®, que aporta 100 mg de magnesio elemental por cada cápsula.
  • Potasio: los alimentos ricos en potasio, como el cambur, tomate, zanahoria, naranja, melón, kiwi, propician que la musculatura sufra lo menos posible tras la actividad física, evitando espasmos. 
  • Jengibre: mejora la circulación, lo que puede resultar muy útil para prevenir la aparición de calambres nocturnos. Puedes tomarlo en jugo o infusiones: exprime un par de limones, añade endulzante al gusto y un poco de jengibre.

Hidrátate bien

 

 

Para asegurar una hidratación adecuada, es fundamental beber agua antes de experimentar
sed, y tomar pequeñas cantidades de agua en intervalos establecidos.

 

Para recuperarnos adecuadamente después del ejercicio físico, puede seguir esta pauta: 

 

  • Antes del ejercicio: 2 vasos de agua  
  • Durante el ejercicio: 1 vaso de agua cada 15 o 20 minutos
  • Después del ejercicio: hay que beber más agua de la que tomamos habitualmente.

 

Mantente en movimiento y estírate… ¡suavemente!

 

 

Debemos evitar posturas con poco movimiento por tiempos prolongados, por lo tanto una pausa activa es la mejor manera de salir del sedentarismo. Cuando sufrimos un calambre, lo primero que debemos hacer es intentar estirar el músculo de forma suave y sostenida.

 

 

Acaricia tus músculos….

 

El masaje es un remedio efectivo porque aumenta la circulación y favorece el tono muscular. Si padeces de calambres de manera frecuente, hay que tratar la musculatura más profunda, lo que exige el cuidado de un fisioterapeuta o masajista.

 

Escucha
tus emociones

 

Existe una raíz emocional detrás de todo calambre físico. Tanto el estrés intelectual, como los temores, preocupaciones y angustias, causan una pérdida considerable de magnesio, un mineral esencial para garantizar la relajación muscular.

 

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