La hiperplasia prostática benigna (HPB), o el agrandamiento no canceroso de la próstata, es una de las afecciones urológicas más comunes que enfrentan los hombres a medida que envejecen. El impacto de la HPB en la calidad de vida puede ser profundo y multifacético, afectando desde el sueño y la vida social hasta la salud emocional y la productividad. Comprender la HPB más allá de sus síntomas físicos es esencial para un manejo integral y para que los hombres mantengan un bienestar óptimo.
Tabla de contenidos
- 1 ¿Qué es la hiperplasia prostática benigna y por qué ocurre?
- 2 Factores asociados a la hiperplasia prostática benigna
- 3 Los síntomas de la HPB: más allá de la micción
- 4 El impacto de la hiperplasia en la calidad de vida
- 5 Diagnóstico de la HPB: pasos cruciales
- 6 Opciones de tratamiento y la búsqueda de una mejor calidad de vida
- 7 Para tener en cuenta
¿Qué es la hiperplasia prostática benigna y por qué ocurre?
La próstata es una glándula que forma parte del sistema reproductor masculino, ubicada justo debajo de la vejiga y rodeando la uretra, el conducto por donde la orina sale del cuerpo. Su función principal es producir parte del líquido seminal. A partir de los 40 años, la próstata puede empezar a crecer, un proceso que se acelera con la edad. Cuando este crecimiento es significativo, se le conoce como hiperplasia prostática benigna [1].
La hiperplasia prostática benigna puede provocar síntomas del tracto urinario inferior (STUI). La relación entre ambas condiciones es compleja, ya que, no todos los hombres con hiperplasia prostática desarrollan síntomas del tracto urinario ni todos los hombres con síntomas del tracto urinario presentan hiperplasia prostática benigna (2).
Existen diversas causas aunque no muy claras que originan la hiperplasia prostática benigna, una de ellas está relacionada con los cambios hormonales que ocurren en los hombres con el envejecimiento.
Factores asociados a la hiperplasia prostática benigna
Edad
La hiperplasia prostática benigna se vuelve mucho más común con la edad: en estudios realizados en autopsias, su presencia pasa de un 8 % en los hombres de 30–39 años a un 50 % en los de 50–59 años y un 80 % en los de 80–89 años. Además, estudios de poblaciones europeas, estadounidenses y asiáticas coinciden en que la edad avanzada incrementa el riesgo de desarrollar HPB clínica. Concretamente, el volumen prostático aumenta alrededor de un 2–2,5 % anual en hombres mayores, y unas glándulas más voluminosas elevan la probabilidad de presentar síntomas urinarios que podrían necesitar de cirugía (2).
Raza
No existe un patrón claro de riesgo de HPB según el origen étnico. Algunas investigaciones señalan que los hombres afrodescendientes (en EE. UU.) tienden a tener mayor crecimiento de la zona de transición y del tamaño prostático que los hombres caucásicos, mientras que estudios extensos no hallaron diferencias clínicas significativas entre afrodescendientes y caucásicos. Hay indicios de que los asiáticos podrían presentar menor riesgo clínico que estas dos poblaciones(2).
Genética
La HPB tiene un componente hereditario importante. En pacientes menores de 64 años que precisaron cirugía por HPB, sus parientes varones mostraron un riesgo hasta seis veces superior. Se estima que alrededor de la mitad de los casos quirúrgicos antes de los 60 años obedecen a formas hereditarias, caracterizadas por próstatas más grandes y aparición más temprana, lo que sugiere un patrón de herencia autosómico dominante (2).
Estilo de vida
- Dieta: Consumir muchas calorías, proteínas (especialmente de carne roja), lácteos, cereales refinados y almidones puede aumentar el riesgo de HPB clínica y quirúrgica, mientras que dietas ricas en frutas, verduras, grasas poliinsaturadas, vitamina D y fibra parecen proteger de la hiperplasia prostática.
- Actividad física: el ejercicio moderado o vigoroso se asocia con hasta un 25 % menos de riesgo de HPB y de cirugía asociada, en comparación con un estilo de vida sedentario.
- Alcohol: beber con moderación (toma diaria ligera) se vincula a una reducción de hasta el 35 % en la probabilidad de HPB (2). Es fundamental recalcar que el consumo moderado de alcohol es el que se asocia con beneficios y el consumo excesivo o el abuso de alcohol puede tener efectos negativos sobre la salud, incluyendo la próstata.
Síndrome metabólico
- Obesidad: un IMC elevado y una mayor circunferencia de cintura se correlacionan con un aumento del volumen prostático; los obesos tienen hasta 3,5 veces más riesgo de agrandamiento prostático.
- Diabetes y glucosa: la diabetes tipo 2, la insulina alta y la hiperglucemia en ayunas aumentan el tamaño de la próstata y el riesgo de HPB clínica.
- Lípidos: la relación entre los niveles de colesterol y triglicéridos con la HPB es menos consistente y requiere más estudios (2).
Inflamación
Se ha observado inflamación prostática en biopsias y resecciones de HPB, así como una sobreexpresión de citocinas inflamatorias en el tejido afectado. Aunque los desencadenantes precisos siguen siendo inespecíficos, se proponen respuestas a infecciones, procesos autoinmunes y el exceso de citocinas producidas por la grasa abdominal (2).
Los síntomas de la HPB: más allá de la micción
Los síntomas de la HPB se agrupan bajo el término síntomas del tracto urinario inferior (STUI):
- Necesidad de orinar varias veces durante el día (polaquiuria).
- Aumento de la frecuencia urinaria durante la noche (nicturia).
- Dificultad para iniciar la micción.
- Chorro urinario débil, interrumpido o con pausas.
- Goteo al terminar de orinar.
- Sensación de no vaciar por completo la vejiga.
- Otros síntomas menos comunes:
- Infecciones del tracto urinario.
- Incapacidad total para orinar (retención urinaria).
- Presencia de sangre en la orina (hematuria) (3).
El impacto de la hiperplasia en la calidad de vida
El efecto de la HPB va mucho más allá de la incomodidad urinaria. En ese sentido, la calidad de vida de quienes padecen esta condición se ve seriamente comprometida, produciendo:
Alteraciones del sueño y fatiga crónica
La nicturia es quizás, el síntoma con mayor impacto directo en la calidad de vida. Despertarse repetidamente durante la noche interrumpe el ciclo de sueño profundo y reparador. Esto conduce a:
- Fatiga diurna: cansancio constante, somnolencia, falta de energía.
- Irritabilidad: dificultad para manejar el estrés, cambios de humor.
- Disminución de la concentración: afecta el rendimiento laboral y las actividades diarias.
- Mayor riesgo de accidentes: especialmente en hombres mayores que se levantan en la oscuridad.
Un estudio publicado en 2012 destaca cómo los pacientes con nicturia presentaron una mala calidad del sueño, relacionada con el número de episodios de despertares nocturnos. Esto sugiere que la nicturia tiene un fuerte impacto en la calidad del sueño en pacientes con hiperplasia prostática benigna y síntomas del tracto urinario inferior(4).
Restricciones en la vida social y recreativa
La necesidad constante de orinar y el miedo a la incontinencia pueden llevar a un autoaislamiento o a evitar actividades que requieran salir de casa.
Este aislamiento puede generar sentimientos de vergüenza y soledad, afectando las relaciones personales y la participación comunitaria.
Impacto en la salud sexual
Aunque la HPB por sí misma no es una causa directa de disfunción eréctil, los STUI pueden influir en la salud sexual. La urgencia urinaria, el goteo y la incomodidad general pueden disminuir el deseo sexual y la espontaneidad. Un estudio sobre el impacto de los síntomas del tracto urinario inferior en la salud sexual masculina mostró que aquellos con varios síntomas urinarios inferiores mostraron una mayor gravedad de disfunción eréctil y una mayor frecuencia de eyaculación dolorosa y precoz (5).
Consecuencias psicológicas y emocionales
Los síntomas del tracto urinario inferior pueden impactar en la salud mental. Una investigación reveló que las personas con síntomas del tracto urinario inferior describieron su salud global como notablemente peor y reportaron un menor rendimiento en el trabajo que quienes no los padecen. Además, un porcentaje significativamente mayor de quienes presentan estos síntomas manifestó niveles más elevados de síntomas de depresión mayor en comparación con quienes no los tienen (6).
Diagnóstico de la HPB: pasos cruciales
Un diagnóstico preciso es fundamental para un manejo efectivo de la HPB. El proceso generalmente incluye:
- Toque rectal digital: se introduce un dedo en el recto para palpar y valorar el tamaño y la textura de la próstata.
- Análisis de orina: se examina una muestra para descartar infecciones u otras afecciones que podrían causar síntomas similares a la hiperplasia prostática benigna.
- Análisis de sangre: permite detectar posibles alteraciones en la función renal.
Si es necesario, se pueden realizar estudios adicionales para confirmar el agrandamiento de la próstata:
- Prueba de antígeno prostático específico (PSA): mide en sangre la concentración de esta proteína producida por la próstata; niveles elevados sugieren aumento de tamaño, aunque también pueden elevarse por otras causas (cirugías previas, inflamaciones o cáncer).
- Flujometría urinaria: se orina en un dispositivo conectado a un medidor que registra la fuerza y el volumen del chorro.
- Medición del residuo postmiccional: tras orinar, se evalúa cuánto líquido permanece en la vejiga, bien mediante ecografía o introduciendo un catéter para cuantificar el volumen residual.
- Registro miccional de 24 horas: se lleva registro la cantidad y frecuencia de las micciones, lo cual es especialmente útil para quienes se levantan varias veces a lo largo de la noche para ir al baño
En casos más complejos, puede ser preciso completar el diagnóstico con:
- Ecografía transrectal: un pequeño ecógrafo insertado en el recto genera imágenes para medir con precisión el tamaño prostático.
- Biopsia de próstata: guiada por ecografía, se toman muestras de tejido prostático con una aguja para descartar o confirmar cáncer.
- Estudios urodinámicos y de presión-flujo: se introduce un catéter en la uretra hasta la vejiga y se infunde agua o aire para medir presiones y evaluar la función muscular durante la micción.
- Cistoscopia: un endoscopio flexible con luz recorre la uretra y la vejiga, permitiendo al médico visualizar directamente su interior; a menudo se aplica antes un anestésico local en la uretra para mayor comodidad (7).
Opciones de tratamiento y la búsqueda de una mejor calidad de vida
El objetivo del tratamiento de la HPB es aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida. Las opciones varían según la severidad de los síntomas, el tamaño de la próstata, la salud general del paciente y sus preferencias.
Observación expectante
Para hombres con síntomas leves que no afectan significativamente su calidad de vida, se puede optar por la observación expectante. Esto implica monitorear los síntomas y hacer cambios en el estilo de vida sin medicación o cirugía. Esto puede incluir:
- Reducir la ingesta de líquidos antes de acostarse.
- Evitar la cafeína, el alcohol y los diuréticos.
- Mantenerse físicamente activo y llevar una dieta equilibrada.
- Entrenamiento de la vejiga (ejercicios para prolongar los intervalos entre micciones)
Tratamiento farmacológico
Los medicamentos son el pilar del tratamiento para muchos hombres con HPB moderada a grave.
- Alfabloqueadores: Relajan los músculos lisos de la próstata y del cuello de la vejiga, facilitando el flujo de orina. Suelen actuar con rapidez, especialmente en próstatas moderadamente aumentadas de tamaño. Entre sus efectos secundarios pueden aparecer mareos o eyaculación retrógrada (el semen llega a la vejiga en lugar de salir por el pene).
- Inhibidores de la 5-alfa reductasa: Disminuyen el volumen prostático al bloquear la hormona responsable de su crecimiento. Su acción puede tardar hasta seis meses en notarse y a veces provoca efectos secundarios relacionados con la función sexual.
- Terapia combinada: Consiste en utilizar al mismo tiempo un alfabloqueador y un inhibidor de la 5-alfa reductasa cuando cada uno por separado no controla suficientemente los síntomas (7).
- Nuevas terapias: inhibidores de la fosfodiesterasa tipo 5, aunque indicados para la disfunción eréctil, también se ha demostrado su utilidad en el tratamiento de los síntomas de la HBP siendo su eficacia prácticamente equivalente a los alfa bloqueantes, con menores riesgos de efectos adversos.
Procedimientos mínimamente invasivos
Para hombres cuyos síntomas no responden a los medicamentos, existen varias opciones mínimamente invasivas que no requieren de cirugía abierta ( su aplicación dependerán del tipo de paciente):
Resección transuretral de la próstata
Se inserta por la uretra un instrumento delgado que posee una cámara y un asa de alambre que corta y extrae el tejido prostático. El cirujano extirpa todo salvo la parte externa de la próstata. A menudo, la resección transuretral de próstata alivia los síntomas rápidamente. Algunas personas tienen un flujo de orina más grande al poco tiempo de realizado el procedimiento.
- Incisión transuretral de la próstata: Se introduce un endoscopio iluminado en la uretra. El cirujano realiza uno o dos cortes pequeños en la glándula prostática. Esto facilita el paso de la orina a través de la uretra. La incisión transuretral de la próstata puede ser una buena opción para quienes tienen la glándula prostática pequeña o ligeramente agrandada.
- Terapia transuretral por microondas: Se inserta un catéter especial por la uretra hasta llegar al área de la próstata. Las micro ondas producidas por el catéter destruyen la parte interna de la próstata agrandada, por lo que, esta se achica y se facilita el flujo de orina. Por lo general, esta cirugía solo se usa en próstatas pequeñas y en circunstancias especiales, porque puede ser necesario repetir el tratamiento.
Terapia con láser
Un láser de alta energía destruye o elimina el exceso de tejido prostático. La terapia con láser tiene menos riesgo de efectos secundarios que la cirugía sin láser. Puede usarse en personas que no deberían someterse a otros procedimientos prostáticos porque toman medicamentos anticoagulantes.
Elevación de próstata
Se usan placas especiales para comprimir los lados de la próstata. Esto puede mejorar el flujo de orina. La elevación de la próstata puede ser una opción ideal si la sección media de la glándula no está causando obstrucción en el flujo de orina.
- Terapia térmica con vapor de agua: Se introduce un dispositivo en la uretra que convierte el agua en vapor. Esto desgasta el tejido adicional de la próstata y puede aliviar los síntomas del agrandamiento de próstata.
- Tratamiento robótico por chorro de agua: Este procedimiento usa pruebas por imágenes e instrumentos robóticos para guiar un dispositivo dentro de la uretra. El dispositivo libera chorros de agua pequeños y poderosos para extraer el exceso de tejido prostático. Esto puede aliviar los síntomas del agrandamiento de próstata.
Embolización de las arterias de la próstata
Es posible que se ofrezca la embolización de las arterias de la próstata como opción de tratamiento para la hiperplasia prostática benigna. En este procedimiento, se bloquea el suministro de sangre hacia la próstata en las áreas elegidas. Esto hace que se reduzca el tamaño de la próstata (7).
Procedimientos invasivos
Cirugía
Prostatectomía abierta:Para casos severos o cuando otras terapias no han sido efectivas, se hacen uno o más cortes en la parte baja del abdomen. Esto le permite al cirujano alcanzar la próstata y extraer tejido. En general, este tipo de cirugía se hace cuando la próstata es muy grande.
Para tener en cuenta
La hiperplasia prostática benigna es una condición crónica que, si bien no es cancerosa, puede tener un impacto significativo en la calidad de vida de los hombres. Desde la alteración del sueño y las restricciones sociales hasta las preocupaciones psicológicas y el impacto en la intimidad, los síntomas del tracto urinario inferior asociados con la HPB pueden mermar el bienestar general.
Sin embargo, el panorama es esperanzador. Con un diagnóstico temprano y la amplia gama de opciones de tratamiento disponibles —desde cambios en el estilo de vida y medicamentos, hasta procedimientos mínimamente invasivos y cirugía— los hombres pueden encontrar alivio para sus síntomas y recuperar una excelente calidad de vida.
Referencias
- Enlarged Prostate (Benign Prostatic Hyperplasia) [Internet]. National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases. [Consultado el 06 de junio de 2025]. Disponible en: https://www.niddk.nih.gov/health-information/urologic-diseases/prostate-problems/prostate-enlargement-benign-prostatic-hyperplasia
- Lim K. B. Epidemiology of clinical benign prostatic hyperplasia. [Internet]. Asian journal of urology. 2017. [Consultado el 06 de junio de 2025]. Disponible en: https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC5717991/
- Benign prostatic hyperplasia (BPH) [Internet]. Mayo Clinic. 2024. https://www.mayoclinic.org/diseases-conditions/benign-prostatic-hyperplasia/symptoms-causes/syc-20370087
- Doo, S. W., Lee, H. J., Ahn, J., Kim, J. H., Yun, J. H., Yang, W. J., & Song, Y. S. Strong impact of nocturia on sleep quality in patients with lower urinary tract symptoms [Internet]. The world journal of men’s health. 2017. [Consultado el 06 de junio de 2025]. Disponible en: https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC3623520/
- Wein AJ, Coyne KS, Tubaro A, Sexton CC, Kopp ZS, Aiyer LP. The impact of lower urinary tract symptoms on male sexual health: EpiLUTS [Internet]. Bjui International. 2009. [Consultado el 06 de junio de 2025]. Disponible en: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/19302500/
- Kim, T. H., Han, D. H., Ryu, D. S., & Lee, K. S. The Impact of Lower Urinary Tract Symptoms on Quality of Life, Work Productivity, Depressive Symptoms, and Sexuality in Korean Men Aged 40 Years and Older: A Population-Based Survey. [Internet]. International neurourology journal. 2015. [Consultado el 06 de junio de 2025]. Disponible en: http://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC4490313/
- Hiperplasia prostática benigna [Internet]. Mayo Clinic. 2024. [Consultado el 06 de junio de 2025]. Disponible en: https://www.mayoclinic.org/es/diseases-conditions/benign-prostatic-hyperplasia/diagnosis-treatment/drc-20370093