Llegó mayo. ¿Busca tratamientos caseros para la diarrea aguda?
La diarrea es uno de los trastornos digestivos más frecuentes tanto en adultos como en niños. Dependiendo de sus causas, no siempre responde al manejo con medidas caseras. Se caracteriza por un aumento en la frecuencia de las evacuaciones (más de tres por día) acompañada de una disminución en la consistencia de las heces (liquidas).
La diarrea puede ser aguda (dura menos de dos semanas) o crónica (dura cuatro semanas o más). Cuando la diarrea aparece durante un viaje o los primeros días después de visitar otra ciudad o país se habla de diarrea del viajero.
Sus causas son variadas. Pueden ir desde una infección intestinal hasta el consumo de alimentos en mal estado, pasando por la ansiedad o el síndrome de intestino irritable. En el caso de las diarreas agudas las causas más frecuentes son:
Infecciones virales: Los Norovirus en los adultos y los Rotavirus en los niños, son los principales gérmenes inductores de gastroenteritis (inflamación intestinal). Frecuentemente se asocian a otros síntomas como malestar general y a veces vómitos y fiebre. En Venezuela, surgen ocasionalmente nuevos virus capaces de provocar diarrea. Cabe mencionar el virus Mayaro que provoca diarrea, vómitos, dolores musculares y malestar general.
Infecciones bacterianas y parasitarias: Tanto las bacterias como los parásitos causan diarrea y se asocian a contaminación de alimentos, del agua o por higiene deficiente al momento de manipular alimentos.
Intoxicación alimentaria: Ocurre por contaminación de los alimentos por bacterias o sus productos tóxicos (toxinas). Aparece de forma brusca, casi inmediata, o a las pocas horas de la ingestión del alimento. Suelen ser diarreas muy acuosas, con vómitos y sin fiebre.
Efectos secundarios de los medicamentos: Hay medicamentos que directamente pueden aumentar las evacuaciones al incrementar los movimientos intestinales. Otros pueden afectar la composición de bacterias que normalmente defienden el intestino (flora intestinal). Esto ocurre con algunos antibióticos, pues afectan la flora normal del intestino aumentando lo posibilidad de que aparezcan bacterias dañinas.
¿Cuáles son sus síntomas?
La diarrea aguda no complicada, como su nombre lo indica, suele ser leve y generalmente va acompañada de gases, cólicos y urgencia para evacuar. Si está causada por un microorganismo infeccioso o por una sustancia tóxica, aparecen además náuseas, vómitos y fiebre. Determinados parásitos como el que causa la amibiasis (Entamoeba histolítica), pueden provocar la aparición de heces con moco y sangre. Estos últimos son signos de alarma y debe motivar la consulta al médico, en estos casos ya no se considera una diarrea aguda no complicada.
¿Cuáles son sus complicaciones?
La complicación más frecuente es la deshidratación y la pérdida de electrolitos como sodio, potasio, cloro, magnesio y bicarbonato. Si se pierden grandes cantidades de líquido y electrólitos, la persona puede sentir debilidad. Además, la tensión arterial puede disminuir lo suficiente para causar desmayo, palpitaciones y otros trastornos que si se dejan progresar pueden llegar a ser graves.
Este riesgo es más probable en los niños pequeños, en las personas de edad avanzada, personas que sufren de otras enfermedades como diabetes o problemas renales, o cuando la diarrea persiste sin la atención adecuada.
¿Qué hacer en casos de diarrea aguda no complicada?
La primera y más importante medida es evitar la deshidratación, reponiendo el agua y los electrolitos perdidos a través de la ingesta de bebidas que contengan un balance adecuado de dichas sustancias. Lo ideal son las soluciones de rehidratación oral. Adicionalmente:
Evitar los alimentos flatulentos y ricos en fibra como las legumbres, frutas y verduras como la coliflor.
Evitar los productos que contengan lactosa, a excepción del yogurt.
Eliminar los alimentos como las ciruelas, frutas con piel o productos integrales.
No consumir productos azucarados, grasas (embutidos, carnes grasas) ni cocinar con grasa (fritos, rebozados, guisos) ya que estimulan las secreciones intestinales.
Evitar bebidas estimulantes como el café, té y alcohol.
Es recomendable también, ingerir alimentos en poca cantidad pero de forma frecuente (5 o 6 veces al día), preferiblemente a la plancha, hervidos o al vapor. Se debe iniciar la ingesta de alimentos sólidos en la medida en la que sean tolerados. Actualmente los expertos plantean que no hay alimentos astringentes (que quitan la diarrea). Una persona con diarrea puede y debe comer en función del hambre que tenga. La única recomendación importante es evitar los alimentos ricos en grasas y en fibra.
¿Cuál es el tratamiento de la diarrea aguda no complicada?
Considerando que el principal riesgo, en especial para los adultos, mayores es la deshidratación, todos los esfuerzos deben centrarse en evitar la misma. Por lo tanto en la fase aguda (primeras 24 horas) es importante considerar las medidas anteriores, reponiendo lo que se pierde por las evacuaciones.
Diarrea leve: son muy pocos los medicamentos que actualmente se utilizan para tratar la diarrea leve en fase aguda. Lo más importante y esencial en esta fase es la reposición de líquidos y electrolitos.
Diarrea de grado moderado: sin fiebre ni sangre en heces, además de las medidas de reposición de líquidos y electrolitos, se pueden utilizar medicamentos según sea su causa. En tal sentido se destaca la loperamida, que es un inhibidor de la motilidad intestinal o el racecadotrilo, que inhibe la secreción intestinal.
Diarrea grave: en los casos de deshidratación intensa o en personas mayores más vulnerables y comprometidas, además de las medidas anteriores, puede ser necesaria la rehidratación por vía intravenosa. El uso de antibióticos debe restringirse solo para los casos seleccionados y siempre por prescripción médica. La loperamida está contraindicada en las diarreas con fiebre, moco y sangre.
¿Se puede prevenir la diarrea aguda?
Considerando las causas más frecuentes, se pueden aplicar medidas para reducir el riesgo es esencial:
Higiene de los alimentos y hervir el agua aunque sea de botellón o filtrada.
Consumo de productos adecuadamente conservados y elaborados y una manipulación correcta de los mismos.
La higiene personal, con el lavado de las manos.
Control de agentes transmisores de gérmenes como las moscas, a través de una apropiada disposición de la basura, entre otros.
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