La palabra cuarentena se usó por primera vez en Venecia en el año 1127 por un brote de lepra y luego durante la peste negra, un siglo más tarde. En este momento, gran parte de la población mundial se encuentra en cuarentena debido a la pandemia por el coronavirus o CoviD-19.
La cuarentena es un periodo de aislamiento y restricción de movimientos de personas que potencialmente han estado expuestas a una enfermedad contagiosa, tiene como finalidad reducir el riesgo de contagio, la expansión de la infección y el colapso de los sistemas de salud.
Sin embargo, el ser humano está acostumbrado a vivir en comunidad, por lo cual el distanciamiento social y aislamiento que implican la cuarentena pueden tener efectos psicológicos negativos; un estudio publicado recientemente llegó a la conclusión de que los efectos psicológicos más frecuentes fueron ansiedad, ira y confusión, así como un elevado riesgo de desarrollar estrés postraumático.
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La ansiedad y el estrés se manifiestan con frecuencia por alteraciones gastrointestinales
La angustia, el estrés y la ansiedad pueden provocar serios desequilibrios fisiológicos, que pueden desembocar en el padecimiento de ciertos trastornos, como por ejemplo: problemas relacionados con el sueño, sudoración excesiva, o alteraciones digestivas. Estas últimas son muy comunes y entre ellas podemos encontrar: diarreas, dolores estomacales y ardor por estados de hiperacidez, etc. Antes de la pandemia, ya la Organización Mundial de la Salud (OMS) reportaba que los estados de ansiedad y estrés estaban en aumento.
Cuando la mente está bajo tanta presión, el cuerpo reacciona con la misma intensidad. Es por ello que cuando llegamos a un nivel muy elevado de ansiedad, padecemos el temido ataque de pánico.
Los ataques de pánico permiten liberar toda esa presión mental a través de una serie de reacciones corporales, como por ejemplo: taquicardias, sudoración, temblores, dolor en el pecho, dolor intenso en la boca del estómago, entre otros.
Los síntomas gastrointestinales son debidos a la conexión estrecha entre nuestro cerebro y el sistema digestivo, conocido como eje intestino-cerebro,que provoca que en situaciones de estrés y angustia se produzcan varios efectos:
- Se liberan hormonas, que en niveles inadecuados provocan la aparición de retorcijones, dificultades para hacer la digestión, mayor liberación de ácidos gástricos (hiperacidez) y dolor. También se afecta la liberación de una sustancia llamada serotonina que normalmente se relaciona con la sensación de saciedad.
- Se descompensan enfermedades digestivas previas: Suelen aparecer los síntomas de intestino irritable, empeorar el estreñimiento, reaparecer o empeorar el reflujo. También pueden darse procesos infecciosos a nivel digestivos por una alteración de nuestro sistema inmune debido a la ansiedad.
- Finalmente, estar encerrados y ansiosos puede modificar seriamente nuestros hábitos de alimentación, es probable que no sigamos el horario al que estamos acostumbrados y además necesitamos proporcionarnos placeres momentáneos con la comida, ingiriendo alimentos poco saludables, fuera de horarios o en grandes cantidades. Esto último, además de empeorar síntomas digestivos, puede favorecer el aumento de enfermedades metabólicas como la diabetes.
¿Cómo podemos calmar los síntomas gastrointestinales durante la cuarentena?
No existen medicamentos que hagan desaparecer los desórdenes digestivos por ansiedad o estrés de manera mágica, no existen atajos. Para acabar con ellos debemos atacar el problema que los origina.
En normal en la situación actual sentir miedo, lo importante es que ese miedo no nos lleve a una angustia descontrolada. Algunos expertos recomiendan:
- Dosificar la información que recibimos, más no es mejor. Es recomendable reducir el número de veces que se busca información, además verificar que las fuentes sean confiables. Ver más información lo que hace es preocupar más.
- El sueño es indispensable para la salud mental, por lo tanto debemos procurar dormir en un espacio libre de dispositivos móviles, televisión o computadoras que nos lleven a “mantenernos al día con el coronavirus”.
- Realizar actividades en familia, si no hay alguien que requiera cuidados especiales o mantenerse en cuarentena dentro de la propia casa, es una oportunidad para conversar, organizar la casa, culminar proyectos que el día a día nos ha obligado a dejar “pendiente”.
- Recuperar las actividades lúdicas en grupo, aprovechar para enseñar a los más pequeños de la familia.
- Es momento de reencontrarnos con los nuestros y con nosotros mismos, sin negar los episodios de temor, es importante reconocerlos y reflexionar sobre si hay un riesgo real inminente o una sensación de peligro debido a la información que estamos recibiendo del entorno.
- No emplear los alimentos como gratificaciones, si hay poca actividad física, la dieta debe ajustarse a la misma, además aprovechemos de incorporar vegetales y menos carbohidratos y frituras.
Además de vigilar mejor los hábitos dietéticos, algunos síntomas los podemos abordar específicamente con antiácidos o digestivos disponibles en el mercado.
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Material revisado por equipo multidisciplinario de profesionales de la salud, conformado por Médicos Internistas, Hematólogos, Anestesiólogos.