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¿Sabes lo qué es el trastorno de dolor sexual?

La aparición de dolor relacionado con la actividad sexual puede ocurrir tanto en hombres como en mujeres, pero en las mujeres suele ocurrir con mayor frecuencia. El término médico para este tipo de dolor asociado al coito es “dispareunia” y afecta a muchas mujeres en algún momento de su vida.

Existe múltiples causas de dolor asociado a las relaciones sexuales y han sido agrupadas bajo la denominación de Trastornos del Dolor Sexual (TDS). En Estados Unidos se estima que del 40% de los problemas relacionados con el coito, el 12% son secundarios a TDS.

Los TDS son definidos como la presencia de dolor persistente o recurrente durante las actividades sexuales, ya sean las involucradas a la penetración vaginal o con la estimulación táctil de la vulva y el vestíbulo (espacio alrededor de la entrada de la vagina).

Según el lugar de dolor y su relación o no con la penetración, los TDS abarcan la dispareunia superficial o profunda, la vulvodinia (dolor en la vulva), la vestibulitis y el dolor asociado a la contracción intensa de los músculos vaginales conocido como vaginismo.

¿Qué puede provocar un Trastorno del Dolor Sexual (TDS)?

Hay un espectro muy amplio de causas de los TDS, desde el ámbito orgánico hasta modificaciones funcionales, psicológicas y psicosociales. El vestíbulo vulvar, la uretra y la vejiga comparten el mismo origen embriológico por lo cual una afección específica en alguna de estas zonas podría desencadenar concurrencia de dolor.

Dentro de las principales causas orgánicas que se han encontrado relacionadas con los TDS se describen las infecciones vaginales recurrentes, uso de anticonceptivos orales, endometriosis, deficiencias estrógenicas, prolapso de los órganos pélvicos y malformaciones anatómicas.

Algunos estudios han demostrado que los factores psicológicos pueden condicionar la localización del dolor sexual. Se ha reportado una mayor incidencia de vulvodinia en mujeres con historial de abuso sexual y físico en la infancia, así como relación entre depresión y ansiedad en la aparición de dolor vulvar crónico y dispareunia; adicionalmente se ha comenzado a describir cómo la experiencia de dolor durante la penetración conlleva a sensaciones de temor que inhiben la excitación genital lo cual se refleja en una lubricación insuficiente, provocando un circulo vicioso que potencia el dolor.

¿Qué tan frecuente es tener este tipo de dolor?

La frecuencia de aparición de los TDS varía según la causa, por ejemplo, la dispareunia afecta entre 8 y 22% de mujeres sexualmente activas, según cifras de la OMS (1), con una marcada presencia en edades reproductivas, 20 a 29 años que se reduce con cada década de la vida, según el estudio de Simoneli C. y colaboradores: Female sexual pain disorders: dyspareunia and vaginismus. Curr Opin Psychiatry.  

La frecuencia de dolor asociada a otros trastornos es más baja, tal es el caso del dolor asociado a vaginismo, en el que un estudio que analizó a 2979 mujeres reportó una frecuencia del 0,4%, mientras que según otros autores puede haber variaciones entre el 1 y el 7%.

En el caso de la vulvodinia, la ocurrencia puede ser más elevada, esta denota la sensación de incomodidad o malestar ubicado en cualquier parte de la vulva, en ausencia de hallazgos físicos de infección o inflamación, generalmente es descrita como un dolor quemante, también puede presentarse como escozor o sensación de irritación. Esta molestia puede estar relacionada con el uso de tampones y ropa ceñida, la evidencia actual indica una frecuencia acumulada del 15%, lo que sugiere que cerca de 14 millones de mujeres estadounidenses en algún momento de sus vidas han experimentado síntomas de ardor vulvar y dolor.

¿Qué debe hacer una mujer que presenta algún tipo de dolor relacionado al área sexual?

Hablar, expresarlo a su pareja y consultarlo con su médico. Es común encontrar que las mujeres toleran el dolor sexual sujetas al pensamiento de la actividad sexual como una obligación marital, ignorando que la carga emocional adquirida frente a este tipo de trastorno conduce a efectos como la disminución de la actividad sexual, e incluso dependiendo de la causa, pueden empeorar algunos problemas de salud.

Los ginecólogos (as) son los especialistas que puede ofrecer la mejor orientación frente a estos malestares, según los hallazgos que encuentren ampliarán la recomendación para una evaluación conjunta con otros profesionales de la salud, de ser requerido, para un abordaje multidisciplinario.

Es muy importante “no dejar pasar” estas dolencias, pues muchas veces son manifestaciones de disfunciones sexuales o pueden dar origen a las mismas, y aunque los problemas de funcionamiento sexual son abordados con más énfasis en los hombres, estos son más frecuentes en mujeres (43 %) que en los hombres (31 %), con el agravante de que suelen ser mucho más complejo y multifactoriales en la mujer.