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Le invitamos a leer un importante artículo de revisión publicado en la prestigiosa revista American Journal Perinatology, que informa sobre las consideraciones más importantes a tener en cuenta en las embarazadas, en el contexto de la pandemia de COVID-19. A continuación le compartimos los puntos más destacados de dicha revisión.

Las implicaciones de la infección por SARS-CoV 19 para el embarazo siguen siendo desconocidas. Los primeros datos sugieren que las embarazadas no presentan un riesgo mayor que la población general de contraer o complicarse por COVID-19 y la transmisión vertical no ha sido confirmada.

Puntos clave en relación a la infección

  • Los datos disponibles sugieren que el período de incubación es de, aproximadamente, 5 días (2 a 14 días), el número promedio de personas que contrae el virus desde una persona contagiosa está entre 2  a 2.3 y la enfermedad se comporta peor en individuos mayores de 50 años y con antecedentes de enfermedades cardiovasculares y diabetes.
  • En 80% de los casos tienen un curso leve.
  • Los síntomas respiratorios son predominantes, pero una proporción importante ha presentado síntomas gastrointestinales, las personas que presentan estos últimos, suelen tener peor pronóstico.
  • Las tasas de mortalidad oscilan entre 0.6% y 7%, dependiendo de la población, pero esta tasa puede estar sesgada por el hecho de que muchos casos no son identificados por las pruebas diagnósticas.

COVID-19 y embarazo

No hay muchos casos descritos en el primer trimestre del embarazo, por lo cual,  las implicaciones para el aborto espontáneo o la teratogenicidad es desconocida. Durante las epidemias por otros coronavirus, no se reportaron anomalías congénitas o abortos involuntarios.

Los datos que se acumulan hasta el momento no indican que las embarazadas presenten un mayor riesgo de desarrollar COVID-19 en relación a la población general. El informe de China a la Organización Mundial de la Salud incluyó 147 mujeres embarazadas, 8% de las cuales desarrollaron enfermedad grave y 1% desarrolló infección crítica.

  • Se han descrito casos de infecciones severas sin mortalidad materna y en varios estudios pequeños, las mujeres ingresadas por razones obstétricas pero asintomáticas para COVID, si desarrollan síntomas en la hospitalización, estos suelen ser leves.

La infección no parece aumentar el riesgo de preeclampsia y las mujeres con preeclampsia parecen no tener peores resultados, en comparación con las mujeres con COVID-19 sin preeclampsia.

La ruptura prematura de las membranas no parece ocurrir a tasas más altas que la población general. El parto prematuro es difícil de determinar a partir de la literatura existente, aunque han ocurrido partos prematuros, las causas de los mismos no han sido bien establecidas.

  • Un caso de muerte fetal intrauterina ha sido documentado con COVID-19, en el contexto de falla multisistémica.

La mayor parte de los casos descritos se han hecho en embarazos avanzados, por lo que el impacto de la infección sobre el crecimiento fetal no está claro todavía, sin embargo, los datos de la epidemia de H1N1 sugiere un mayor riesgo de fetos pequeños para la edad gestacional.

En este momento, la transmisión vertical de COVID-19 no ha sido confirmada, con SARS y MERS tampoco hay casos reportados de transmisión vertical.

  • Los primeros datos del reporte de China muestran el líquido amniótico libre de virus, así como el moco vaginal, la sangre del cordón umbilical o el hisopado de la garganta fetal en el momento del parto.

Consideraciones de manejo durante la pandemia

En el clima actual, sin vacunas ni tratamientos específicos, la mejor opción es la prevención,  el Centro para el Control de Enfermedades (CDC) y el American College of Obstetricians and Gynecologist (ACOG), recomiendan que todas las personas eviten viajes y reuniones de cualquier tipo, las prácticas de distanciamiento social son medios efectivos para detener la propagación de la pandemia, además, se recomienda extremar las medidas de limpieza.

En entornos de atención médica, se debe considerar espaciar las estaciones de trabajo, asegurar que todas las superficies de la sala sean limpiadas con frecuencia y agregar desinfectante para manos a base de alcohol.

  • Algunas clínicas hacen registros virtuales o por teléfono de la paciente desde sus automóviles y luego les van «llamando» y tomando signos vitales en la sala de la clínica, para evitar aglomeraciones en salas de espera.

Con respecto a la atención prenatal, se recomienda espaciar las visitas a las pacientes de bajo riesgo. Aunque no existe una guía formal sobre esto, para pacientes con diabetes, quienes necesitan monitoreo de glucosa en sangre o para las hipertensas, se debe considerar las video-visitas o llamadas, en las hipertensas se puede realizar el control igualmente con toma de tensión arterial en casa y en las diabéticas el monitoreo por glucemia capilar.

Hay que evitar el contacto innecesario entre pacientes infectadas y el personal de salud, así como exponer a otras embarazadas, por lo cual se recomienda que la embarazada con síntomas leves de COVID, reciban manejo domiciliario con tratamiento sintomático, hidratación y descanso. El manejo y la realización de las pruebas dependerán de los estándares locales.

  • En general, las pacientes sin síntomas de emergencia pueden diferir las visitas prenatales.
  • Para aquellas embarazadas COVID positivo, con preocupaciones obstétricas urgentes o que necesitan visitas prenatales y están en cuarentena, algunas clínicas obstétricas han creado áreas  específicas de COVID-19.
  • Otras opciones para minimizar el contacto es hacer el reporte del ultrasonido por “video visita”. Algunas unidades de ultrasonido están utilizando clips de cine, de estos clips, el ecografista capturan una sola imagen para minimizar el tiempo en la habitación.

En las embarazadas que se recuperan del virus se debe considerar la evaluación del crecimiento fetal, dados los riesgos elevados de restricción del crecimiento fetal asociados con otros virus respiratorios graves.

En mujeres en el tercer trimestre, que se han infectado pero no tienen indicaciones de inducir el parto, se puede considerar esperar hasta que la paciente ya no esté dentro el período de cuarentena o tenga pruebas virales negativas para realizar la cesárea, dependiendo de la edad gestacional.

Cuidado de las pacientes hospitalizadas

Dado el riesgo de diseminación viral asintomática, algunos centros han comenzado la detección universal de síntomas en pacientes en trabajo de parto, todo el personal de atención médica debe usar máscaras.

Cuando las pacientes están infectadas o son sospechosas y necesita admisión por una razón obstétrica, todo el personal que atiende a la paciente debe usar Equipos de Protección Personal (EPP).

  • Las políticas de visitantes deben evaluarse para limitar la potencial exposición. Algunos centros no permiten a ninguna persona de apoyo en las salas de parto, si la paciente está infectada con COVID.

La infección, incluso la infección grave, no es necesariamente una indicación de parto, aun si la embarazada está a término, en casos de embarazadas gravemente enfermas y que están en el tercer trimestre, el parto puede ser necesario para mejorar el estado respiratorio.

  • El uso de antibióticos estándar para estreptococos del grupo  B, así como profilaxis del sitio quirúrgico por cesárea, todavía están recomendados.
  • Para mujeres hospitalizadas con COVID-19, el uso de corticosteroides para beneficio fetal debe ser diferido hasta después de la semana 34, incluso si el parto parece ser inminente, ya que hay evidencia de que los esteroides sistémicos están asociados con resultados más pobres para personas con COVID-19.

Las mujeres embarazadas con neumonía por COVID-19 deben ser manejadas en cuidados intensivos. Tanto la radiografía de tórax, así como la TC se consideran seguras en el embarazo con escudo fetal, si son clínicamente necesarias.

  • En pacientes embarazadas con COVID-19, el umbral para la escala de atención puede ser diferente a las no embarazadas.
  • La inclinación hacia la izquierda también debe considerarse cuando sea posible, si están intubadas, para minimizar la compresión de la vena cava.
  • El monitoreo fetal es crítico y debería realizarse de manera no invasiva. La frecuencia cardíaca fetal cambia según las condiciones maternas, muchas veces con solo mejorar la condición materna es suficiente para que mejore la condición del feto, sin necesidad de interrumpir el embarazo.
  • Para embarazadas críticamente enfermas y/o inmóviles, la anticoagulación profiláctica debe ser considerada.
  • En el marco de una paciente crítica, con oxigenación por membrana extracorpórea o descompensada, la  decisión acerca del parto puede ser compleja y requiere una discusión con un equipo multidisciplinario.

Después del parto, la consideración de la separación madre/bebé, para minimizar el riesgo de transmisión al recién nacido es recomendable, el recién nacido puede ser atendido por un miembro de la familia, usando el EPP apropiado.

  • En casos donde la separación se rechace o existan limitaciones para la atención del bebé, una barrera física debe colocarse en la habitación y la cuna debe estar a más de 6 pies de la madre.
  • La madre también debe ponerse una máscara facial y lavarse las manos antes de amamantar.
  • En los casos en que se selecciona la separación, el bombeo y la recepción de leche materna embotellada es el método de alimentación recomendado en estos casos. .

Conclusiones

  • Según los datos que aún son limitados, COVID-19 no parece estar asociado con peor comportamiento en mujeres embarazadas que en la población general.
  • El distanciamiento social es el mejor mecanismo de protección.
  • El espaciamiento de la atención prenatal  y el aumento de visitas prenatales por telesalud son recomendados para mantener seguros a los pacientes y médicos.
  • Las embarazadas de bajo riesgo, pero con enfermedad leve por COVID, no necesitan evaluación clínica y puede ser manejadas en base a las prácticas locales.
  • Es posible realizar las visita por  telesalud o aplazar la atención prenatal durante al menos 2 semanas, hasta que ya no sean infecciosas.  
  • La infección por COVID-19, incluso cuando es grave, no es necesariamente una indicación para la interrupción del embarazo.
  • Aunque no hay evidencia clara de transmisión vertical, para recién nacidos de mujeres infectadas o sospechosas, se debe considerar la separación madre/bebé para evitar transmisión a través de gotitas respiratorias.
  • La leche materna puede administrarse a través del biberón.
  • Aunque la pandemia está cambiando la forma en que brindamos atención prenatal, siguiendo las prácticas de distanciamiento social y el uso adecuado del EPP, debería permitir la atención segura para las mujeres y sus fetos.

Ud. dispone del artículo completo aquí.