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Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), todos los niños y niñas tienen el mismo potencial de crecimiento si reciben una nutrición adecuada.

La infancia y la adolescencia son períodos críticos en la vida de los seres humanos, durante los cuales ocurre el crecimiento corporal y el desarrollo de todas las habilidades y destrezas tanto psicomotoras como cognitivas (de aprendizaje). Es decir, es el período que define qué tan grandes e inteligentes serán nuestros hijos.

¿Cómo crecen los niños?

El crecimiento ocurre por etapas; dos de esas etapas son de crecimiento muy rápido y otra es más lento. Pero en todas se requiere un adecuado aporte de nutrientes, tanto en cantidad como en calidad. Los niños necesitan proteínas, carbohidratos, grasas, minerales y vitaminas.

Las etapas de mayor velocidad de crecimiento ocurren en los primeros cuatro años y luego durante la adolescencia. Hay niños que pueden quedarse atrás cuando su alimentación es deficiente en nutrientes claves.

¿Qué partes del cuerpo crecen?

Todo crece, incluyendo los huesos, los músculos, órganos internos, el cerebro y más. Los huesos en particular, cuanto más crecen en longitud nos dan más estatura, y deben ser fuertes y resistentes para poder dar soporte y protección al resto de los órganos.

¿Cuáles nutrientes son claves para el crecimiento de los huesos?

Además de los llamados macronutrientes (proteínas, carbohidratos y grasas), y el hierro, hay otros que tienen un papel muy importante para la salud de los huesos como son:

  • Calcio: el calcio cumple muchas funciones en el organismo. De hecho, es necesario para el funcionamiento de los nervios, los músculos, el corazón, y hasta para la coagulación de la sangre. El calcio es un mineral esencial en la dieta y juega un papel muy importante para el crecimiento de los niños. Se almacena en los huesos, y cuanto más adecuada sea su ingesta, más fuertes y resistentes serán no solo los huesos, sino también los dientes.
  • Vitamina D: Esta vitamina, que la produce el organismo cuando se expone suficientemente a la luz solar, ayuda a que el organismo absorba mejor el calcio que se ha ingerido con los alimentos o suplementos. El papel de la vitamina D en la mineralización de los huesos, es decir, en que los huesos ganen más calcio, es indiscutible. El problema es que exponerse excesivamente a la luz solar es peligroso para la piel, así que se puede adquirir también por alimentos o suplementos. Lo ideal sería combinarla con calcio para conseguir un aprovechamiento máximo de ambos nutrientes. 
  • Zinc: Este mineral es muy importante para el desarrollo de muchos órganos, entre ellos las gónadas (ovarios en las niñas y testículos en los niños), para el sistema inmunológico que nos defiende de enfermedades, y para que la hormona de crecimiento actúe mejor en su función de “estirar los huesos”.

¿Dónde se encuentran estos importantes nutrientes?

El calcio está principalmente en la leche y todos sus derivados (queso, mantequilla, yogurt), y se absorbe mejor en presencia de lactosa y de vitamina D. Esto ocurre de manera natural en los alimentos lácteos. Si no se consumen lácteos debido a alergias o intolerancias, conviene asegurarse de que el niño consiga su aporte de calcio a partir de otros alimentos como brócoli, espinacas, sardinas enlatadas, frutos secos o leguminosas como la soja.

La principal fuente de vitamina D es la producción en la piel al exponerse a los rayos solares, pero como se comentó, es peligroso y desaconsejado por los médicos en general. Pero otras fuentes donde esta vitamina está presente es en pescados con alto contenido graso como el salmón, los arenques y el bagre, entre otros, también en la yema de los huevos y las vísceras como el hígado. El zinc se encuentra en mayor cantidad en los mariscos, pescados, hígado, yema de los huevos, la soja y cereales integrales.

Cuando el aporte de estos nutrientes no se puede alcanzar completamente a través de una alimentación balanceada, se deben considerar los suplementos que nos ayudan a aportarlos y a mantener una buena salud.

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