Una de las principales fuentes de contaminación a nivel mundial son los residuos plásticos, los cuales llegan diariamente a los vertederos y torrentes de agua contaminando al medioambiente. La acción de las olas, la luz solar, el viento y otros factores ambientales provocan la degradación en los plásticos que ingresan al mar, fragmentándolos en microplásticos secundarios.
Estas diminutas partículas, de menos de 5 mm de tamaño, solo plantean una grave amenaza para el ambiente y afecciones significativas para la salud humana. Los microplásticos están presentes en todas partes: océanos, suelos, aire, alimentos y agua. Su existencia en el medioambiente se debe a la presencia de grandes cantidades de plástico en los océanos como botellas, bolsas, redes de pesca, neumáticos y otros microplásticos primarios, como las microesferas utilizadas en productos de cuidado personal (exfoliantes, pastas de dientes, cosméticos) y los pellets que se utilizan como materia prima en algunas industrias.
Según el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), la creciente presencia de microplásticos y nanoplásticos es motivo de preocupación debido a su capacidad para persistir en el medio ambiente durante siglos. Se estima que, desde la década de 1950, cuando el uso del plástico se generalizó, se han producido más de 8.300 millones de toneladas métricas de este material, de las cuales solo un pequeño porcentaje ha sido reciclado. El resto permanece en la superficie descomponiéndose y fragmentándose en millones de micro y nanoplásticos.
La contaminación por microplásticos tiene efectos significativos a nivel global. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) indica que la humanidad produce anualmente más de 430 millones de toneladas de plástico. De esta cantidad, dos tercios corresponden a productos de vida corta que se convierten rápidamente en desechos.
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¿Cómo afecta el microplástico a la biodiversidad?
Alrededor de 358 billones de partículas microplásticas flotan en la superficie de los océanos en el mundo y en las profundidades del lecho marino se multiplica esa cantidad. La Organización de Naciones Unidas (ONU) advierte que el avance de la contaminación por plásticos en el océano ha dado origen a un problema preocupante: los peces están consumiendo microplásticos.
Los animales marinos a menudo ingieren desechos plásticos causándoles obstrucciones digestivas, reducción de la capacidad de alimentación, de reproducción y en casos aún más graves la muerte.
Los microplásticos pueden acumularse en la cadena alimentaria. Organismos más pequeños que ingieren microplásticos pueden ser consumidos por depredadores más grandes, lo que lleva a una concentración de contaminantes en los tejidos de estos animales. Esta biomagnificación puede tener efectos perjudiciales en especies claves y en la biodiversidad.
La degradación de los microplásticos es un proceso complejo y lento que depende de la interacción de varios factores ambientales, persistiendo en el medioambiente durante años. Éstos pueden afectar la calidad del sustrato, influyendo en la flora y fauna. Además, pueden interferir con la fotosíntesis en organismo como el fitoplancton (conjunto de organismos microscópicos y fotosintéticos que habitan en las aguas dulces y saladas del planeta).
Si no se actúa ahora, para el 2050 los océanos podrían contener más plástico que peces. El uso desmedido de plásticos de un solo uso, como bolsas y botellas, es el principal culpable.
¿Cómo afecta el microplástico a la salud humana?
Estudios recientes descubrieron que los microplásticos se elevan contaminando el arie, el agua, la tierra, los alimentos y el cuerpo humano. La evidencia sobre la omnipresencia de los microplásticos sigue en aumento; algunos expertos insinúan que se podría estar al frente de una crisis sanitaria.
Los seres vivos en su cotidianidad están expuesto al contacto con sustancias químicas y tóxicas, mediante la inhalación, ingesta, contacto directo con la piel, abrasión de neumáticos, desgaste de textiles sintéticos, quema de basuras y otros procesos a lo largo del ciclo de vida del plástico. Su impacto sobre el bienestar humano va a depender del grado y tipo de exposición, la ruta de ingreso al organismo y también de factores como estado de salud, nutrición, entre otros.
Estas diminutas partículas son lo suficientemente pequeñas como para atravesar los sistemas de filtración de agua, permitiéndonos ingerirlas sin darnos cuenta. Estudios han demostrado que los microplásticos pueden ser transportados por la atmósfera, alcanzando incluso los rincones más lejanos del planeta.
Comprendemos que la contaminación por microplásticos afecta de manera general, sin embargo, lo más alarmante es el descubrimiento reciente de investigaciones: los microplásticos ya se encuentran en dentro del organismo humano y en la sangre, específicamente en los tejidos y órganos como el hígado, riñones y ahora en el cerebro. Los estudios han sugeridos que los microplásticos pueden atravesar la barrera hematoencéfalica, que es una defensa natural del cerebro contra sustancias nocivas.
Los efectos específicos de los microplásticos en el cerebro aún están siendo investigados, pero hay razones para estar preocupados. Algunas investigaciones iniciales han señalado que la exposición a partículas similares a microplásticos podría estar relacionada con la inflamación cerebral y trastornos neurodegenerativos. A medida que avanza la ciencia, se hace evidente la necesidad de realizar más estudios que examinen cómo estos contaminantes pueden afectar funciones cognitivas y de comportamiento.
¿Cuáles son algunas formas efectivas de combatir el microplástico en el entorno?
Ante la creciente preocupación por la contaminación de microplástico, es imperativo adoptar medidas efectivas para combatir este problema. A continuación, se presentan algunas tácticas que pueden ser implementadas en la vida cotidiana:
- Reducción de su uso: una de las formas más efectivas de combatir los microplásticos es reducir su uso en el día a día. Adoptar hábitos que minimicen la dependencia puede tener un impacto significativo en la contaminación.
- Botellas reutilizables: llevar una botella de agua reutilizable, preferiblemente de acero inoxidable o vidrio ayuda a evitar la compra de botellas de plástico desechables.
- Cepillo dental ecológico: utilizar cepillos de dientes fabricados con materiales biodegradables como el bambú.
- Esponjas naturales: cambiar las esponjas de plástico por alternativas de fibras naturales puede ayudar a evitar la liberación de microplásticos en los utensilios de cocina.
- Elección de cosméticos naturales: los productos cosméticos a menudo vienen en envases de plástico y contienen microplásticos. Optar por cosméticos de base natural y en envases de vidrio puede contribuir a la reducción del plástico en nuestro entorno.
- Evitar productos desechables: seleccionar productos lavables en lugar de desechables es otra estrategia eficaz. Al salir de casa, elegir envases, platos y cubiertos reutilizables ayuda a disminuir la producción de desechos plásticos.
- Uso de bolsas ecológicas: sustituir las bolsas de plástico por alternativas ecológicas, debido a que ayudan a reducir el desperdicio y son más sostenibles a largo plazo.
La contaminación por microplástico representa un desafío contundente en la salud pública y la sostenibilidad ambiental. La evidencia de su presencia en los alimentos, órganos del cuerpo humano y animal, resalta la urgencia de tomar medidas efectivas.
Implementar las prácticas sostenibles mencionadas contribuyen a un futuro más limpio y seguro. Cada acción cuenta, desde reducir el uso de plástico hasta educar a la población sobre este tema crítico. Al adoptar un enfoque proactivo frente a la contaminación por microplástico, se está tomando responsabilidad por el entorno y se está creando un legado positivo para las generaciones del mañana.