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¿Qué es la autoestima?

La autoestima es el sentido general del bienestar de una persona. Es el sentimiento valorativo del ser y del conjunto de rasgos corporales, mentales y espirituales que configuran la personalidad. En líneas generales, es la valoración que se hace de si mismo y no significa lo que eres es, sino lo que cree que eres. 

Es importante destacar que la autoestima no es algo estático, sino que puede fluctuar a lo largo del tiempo y estar influenciada por diversos factores externos e internos. Por ello, es fundamental trabajar constantemente en ella, a través de actividades que promuevan el autoconocimiento, la aceptación y el amor propio.

¿Qué permite un buen nivel de autoestima?

Un buen nivel de autoestima le permite a los niños y adolescentes quererse, valorarse y respetarse, es algo que se construye o se reconstruye. Esto depende, también, del ambiente familiar, social y educativo en el que se esté inserto y los estímulos que se reciben.

La autoestima es responsable de muchos fracasos y éxitos en las personas, debido a que una percepción adecuada y vinculada a un concepto positivo de sí mismo, potenciará la capacidad de los niños y adolescentes para afrontar nuevos retos o desarrollar diferentes habilidades, permitiendo aumentar el nivel de seguridad personal, mientras que una autoestima baja enfocará hacia la derrota y el fracaso. Por lo tanto, es importante que los padres, representantes y/o profesores ayuden a los jóvenes y niños a desarrollar una autoestima saludable.

Es necesario fomentar desde temprana edad una imagen positiva de sí mismos en los niños, enseñándoles a reconocer sus fortalezas y debilidades sin juzgarse ni compararse con otros. De esta manera, se les brinda las herramientas necesarias para desarrollar su autoconfianza y respeto, lo que les permitirá establecer relaciones interpersonales saludables y evitar situaciones de acoso escolar.

Una forma de promover la autoestima es crear un ambiente positivo en casa y en la escuela. Los niños y adolescentes necesitan sentirse seguros y apoyados por las personas que los rodean. Es importante que les den elogios sinceros y se reconozcan sus logros, habilidades y talentos. También se debe ser pacientes y comprensivos cuando cometen errores o enfrentan desafíos.

Otra manera de desarrollar la autoestima en los jóvenes y niños es ayudándolos a desarrollar habilidades sociales y emocionales. Esto incluye enseñarles a, que deben aprender a decir «no» cuando algo no les parece bien, a comunicarse efectivamente, a pedir ayuda cuando la necesiten, resolver conflictos de manera pacífica y manejar sus emociones de manera saludable. Cuando los adolescentes y niños tienen estas destrezas, pueden sentirse más seguros de sí mismos y menos propensos a ser víctimas de acoso escolar.

¿Cómo influye el acoso escolar en la autoestima de los niños y adolescentes?

Actualmente, se presentan casos de violencia y maltrato entre estudiantes dentro de los salones de clases. La escuela es el escenario en donde se aprende a convivir entre diversos individuos con distintas personalidades, y por esto, es el lugar donde más se destaca dicha problemática.

El acoso escolar, es una forma de violencia entre estudiantes en la que uno o más alumnos agreden repetidamente a otros compañeros que no pueden protegerse de manera efectiva y, a menudo, se encuentran en una posición de desobediencia, de desventaja o inferioridad. Es simplemente un comportamiento agresivo inaceptable y repetitivo, que se manifiesta de forma física, verbal, psicológica y emocional.

Es importante reconocer que el acoso escolar no se limita a la intimidación física o verbal. También puede incluir la exclusión social, la difusión de rumores maliciosos y la manipulación psicológica. Cualquiera que sea la forma que tome la persecución puede tener consecuencias graves y prolongada para la víctima.

En este sentido, el alumno agresor suele estar siempre a la defensiva, presentando comportamientos psicológicos inapropiados, como trastornos de personalidad que pueden estar posiblemente originado por un entorno familiar y social disfuncional.

El sujeto que padece hostigamiento puede tener serias consecuencias negativas, como una baja autoestima, ansiedad, estrés, bajo rendimiento académico y relaciones sociales inadecuadas, que se arrastran hasta la edad adulta. Por ello es de gran importancia conocer a detalle de qué manera concreta, ser víctima de acoso influye en la autoestima de los niños y adolescentes.

Causas o factores que originan el maltrato en los colegios

En general, las causas o factores que originan el maltrato en los colegios suelen ser personales, familiares y escolares. A continuación, se exponen las causas más comunes que llevan al acoso escolar:

  • Falta de autoridad de un profesor y director que establezca límites a este tipo de conductas.
  • Violencia familiar.
  • Métodos de crianza autoritarios: castigos y regaños.
  • Forma de los padres de expresarse, dirigirse y relacionarse con su entorno.
  • Métodos de crianzas permisivos donde los niños no tienen establecidos reglas claras.

Consecuencias del acoso escolar

El fenómeno del acoso escolar afecta no solo al agredido, sino también al agresor e incluso a quienes lo presencian:

Agredido:

  • Fracaso y dificultades escolares.
  • Alto nivel de ansiedad.
  • Fobia escolar.
  • Déficit de autoestima.
  • Cuadros depresivos.
  • Intentos de suicidio.
  • Baja expectativa de logro.
  • Llorar sin razón aparente.
  • Llegar a casa golpeado.
  • Tartamudeo.
  • Aislamiento.
  • Negar a decir lo que sucede.

Agresor:

  • Actitud dominante.
  • Egocentrismo.
  • Impulsividad.
  • Falta de afecto y empatía.
  • Personalidad irritable y agresivo.
  • Burlista.

Por otro lado, el acoso también puede afectar negativamente a los compañeros que lo presencian sin hacer nada para evitarlo, es decir, espectadores pasivos, ya que desarrollan una falta de sensibilidad ante situaciones injustas y fomentan una actitud tolerante que no puede hacer frente a la violencia.

¿Cuáles son las señales tempranas del acoso escolar?

  • La primera señal que suele aparecer es una resistencia marcada del niño o adolescente a asistir a la escuela.
  • El niño se muestra ansioso y se rehúsa a ir a actividades sociales en donde estén sus compañeros de clase.
  • Se le pierden constantemente los útiles escolares o llega a casa con los útiles rotos. 
  • La presencia de golpes, moretones o lesiones físicas. 
  • Cambios a nivel de comportamiento: el niño tiene insomnio, tristeza, manifiesta cambios en los patrones de alimentación, sus niveles de ansiedad aumentan, e incluso incrementa la irritabilidad o reacciona de forma violenta con personas en su entorno porque efectivamente en el fondo hay una tristeza que se expresa como agresión. 
  • Presencia de pensamientos negativos sobre sí mismos o ideas recurrentes de la muerte. 

Este tipo de señales no solo advierten que es posible la presencia de acoso escolar, sino que además es necesario atenderlas desde el punto de vista psicosocial. 

¿Qué hacer antes un caso de acoso escolar? Desde el punto de vista de los cuidadores y padres:

  • Es fundamental creerle al niño o al adolescente cuando dicen que se sienten agredidos o vulnerados. Hay que tomarlo en serio. 
  • No hay que reducirlo al calificarlo como un asunto de niños.
  • Es importante hacer una línea de tiempo para establecer el patrón de frecuencia, intensidad y tiempo. 
  • Hay que ser valiente para escuchar las historias porque pueden ser situaciones muy difíciles y es normal querer tomar la justicia por su mano. Es responsabilidad de los padres y/o cuidadores recopilar la mayor cantidad de información posible, escuchar, empatizar y, por lo tanto, desarrollar una estrategia, para alertar a la escuela.
  • En ese caso, hay que hablar desde el primer momento en el que ocurrió el acoso y concretar medidas complementarias para asegurar de que el niño o adolescente no va a ser revictimizado por haber denunciado a su agresor. 
  • Si en la escuela no encuentras una respuesta satisfactoria, es posible acudir a instancia al sistema de protección, LOPNA.
  • Puede ser oportuno involucrar a un profesional de la salud mental, como un psicólogo o un psiquiatra, para intentar mitigar los efectos causados por la violencia. 

Desde el punto de vista de los colegios e instituciones educativas: 

  • Es importante escuchar a las partes involucradas, contrastar las observaciones de los docentes y convocar a las familias.
  • No asumir una posición de tribunal de ejecución. Escuchar y estar atento a las reacciones que puedan darse a partir de la denuncia. 
  • Una vez escuchadas las partes, hacer un plan para que cese la situación y se haga un proceso de reparación y aprendizaje. A veces consideran solo la expulsión o el castigo a los agresores y el acoso no se resuelve de esa forma. 
  • La escuela no puede quedarse con una mirada única reactiva cuando pase el acoso, también tiene que generar condiciones para la no repetición: cómo hacer procesos de integración y de articulación que hagan posible que esto no vuelva a suceder o que, una vez que ocurre, los niños puedan continuar dentro del plantel con una dinámica que les permita aprovechar al máximo la escuela y ninguno se sienta amenazado ni agredido. 
  • Implementar procesos preventivos, como divulgación o actividades de formación y generar protocolos definidos de acción frente a estos casos: cómo se entrevista a las partes involucradas, cómo se notifica, cómo se reporta, y cómo hacer seguimiento.

Recomendaciones para padres, madres y docentes frente al acoso escolar

  • Observa al niño y presta especial atención a su comportamiento.
  • Escucha y dialoga con ellos sin juzgarlo.
  • Mantén la calma, de esta manera transmitirás seguridad y tranquilidad.
  • Dile que no es culpable de nada.
  • Refuerza su autoestima.
  • Busca ayuda profesional.
  • Mantén una buena comunicación basada en la confianza.

En resumen, la autoestima en los niños y adolescentes es una estrategia importante para prevenir el acoso escolar. Al crear un ambiente positivo, enseñar habilidades sociales, emocionales y establecer límites saludables, puedes ayudar a los niños y jóvenes a desarrollar una autoestima saludable y resistir mejor el acoso escolar.

Es necesario aplicar estrategias preventivas para reducir los casos de violencia y maltrato entre alumnos, ya que las consecuencias de este tipo de conductas pueden ser muy graves, tanto para la víctima como para el agresor.

La escuela debe ser un entorno de tolerancia, seguridad y apoyo mutuo. Los profesores deben estar formados para detectar las señales de este problema e intervenir a tiempo.