Menú

El equilibrio entre alimentación e higiene para una mejor salud digestiva

alimentación e higiene para una mejor salud digestiva

La salud digestiva constituye un pilar fundamental para el bienestar integral del individuo, dado a que este sistema complejo es el responsable del procesamiento de alimentos, la absorción de nutrientes esenciales y la eliminación de residuos.

Diversos factores inherentes al estilo de vida contemporáneo pueden impactar negativamente la funcionalidad del tracto gastrointestinal, principalmente en la microbiota. El consumo excesivo de alimentos ultra procesados, prácticas de higiene inadecuadas, el uso excesivo del plástico en la cotidianidad y la exposición al estrés pueden ser causantes de estas alteraciones.

En consecuencia, la buena salud intestinal demanda la adopción de un enfoque holístico que integre una nutrición equilibrada, protocolos de higiene rigurosos y un estilo de vida saludable. Dentro de este enfoque integral, una alimentación balanceada juega un rol crucial para la salud digestiva, proporcionando los nutrientes esenciales y favoreciendo el equilibrio de la microbiota intestinal.

Al considerar la influencia de la alimentación sobre la salud integral, resulta evidente que no solo afecta la funcionalidad digestiva, sino también el estado físico y mental del individuo. En este sentido, la definición de salud establecida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como «un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades» refuerza la necesidad de abordar el cuidado del cuerpo desde múltiples perspectivas, siendo la nutrición un componente central en este proceso.

Componentes esenciales de una dieta balanceada para la salud digestiva

  • Diversidad nutricional: la inclusión de frutas, verduras, proteínas de alto valor biológico, grasas saludables y carbohidratos complejos favorece la nutrición y contribuye a la prevención de desequilibrios digestivos.
  • Fibra dietética: el consumo de cereales integrales, legumbres y vegetales, ricos en fibra, promueve el crecimiento de bacterias intestinales beneficiosas, optimiza la motilidad intestinal y regula el tránsito.
  • Probióticos y prebióticos: los probióticos, presentes en alimentos fermentados como el yogur natural y el kéfir, introducen microorganismos vivos que pueden ejercer efectos beneficiosos en la microbiota. Los prebióticos, como los fructanos presentes en la avena y el plátano, actúan como sustrato para estas bacterias, fomentando su proliferación y actividad metabólica.
  • Minimización de alimentos ultra procesados: la restricción en el consumo de productos con elevadas concentraciones de azúcares refinados y grasas trans contribuye a la modulación de la inflamación y al mantenimiento del equilibrio de la microbiota. La priorización de opciones alimentarias naturales fortalece la salud digestiva.
  • Hidratación óptima: la ingesta adecuada de agua facilita los procesos digestivos, previene la constipación y contribuye a la homeostasis intestinal.

Control de porciones: El método de la mano

Elegir alimentos adecuados es solo una parte del proceso. También es importante consumirlos en proporciones equilibradas para obtener sus beneficios sin excesos ni carencias. Una herramienta útil para lograrlo es el método de la mano, que facilita la estimación de porciones de forma práctica y sencilla.

Mantener un equilibrio digestivo y nutricional constituye un objetivo primordial, y en este contexto, el método de la mano se presenta como una herramienta práctica y accesible para la cuantificación de porciones alimentarias. Este método facilita la estimación de las cantidades adecuadas de cada grupo de alimentos sin requerir instrumentos de medición complejos, promoviendo una alimentación más consciente y saludable.

La implementación de este método en la rutina diaria se simplifica al utilizar el tamaño de la mano como referencia visual para los diferentes grupos de alimentos.

¿Cómo funciona el método de la mano?

Este método emplea las dimensiones de la mano del individuo como un sistema de referencia personalizado para la determinación de porciones equilibradas. La correlación entre las partes de la mano y  los grupos de alimentos se detalla a continuación:

  • Proteínas: la porción recomendada de fuentes proteicas como carne magra, pescado o aves debe ser equivalente al tamaño de la palma de la mano (excluyendo los dedos).
  • Carbohidratos: la cantidad sugerida de carbohidratos como arroz, pasta o legumbres por comida corresponde al volumen de un puño cerrado.
  • Verduras: para asegurar una ingesta adecuada de vegetales, se aconseja consumir al menos dos manos llenas por comida.
  • Grasas Saludables: la porción de grasas saludables, como aceites, frutos secos o aguacate, se estima en el tamaño del pulgar.
  • Frutas: una porción de fruta se aproxima al tamaño de un puño.

La aplicación sistemática de este método facilita el control de las porciones, previniendo tanto la sobre ingesta como su déficit, y promoviendo un patrón alimentario más equilibrado y consciente.

Actividad física y salud digestiva: Una sinergia beneficiosa

Adicionalmente a una alimentación consciente, la actividad física regular desempeña un rol significativo en la promoción de la salud digestiva. El movimiento corporal estimula la motilidad intestinal, optimiza la absorción de nutrientes a nivel sistémico y contribuye a la reducción de la inflamación, favoreciendo el equilibrio de la microbiota intestinal.

El mantenimiento de un estilo de vida activo coadyuva al fortalecimiento del metabolismo y a la optimización de la función digestiva, previniendo la aparición de trastornos como el estreñimiento o la distensión abdominal. La incorporación de actividades como caminar, practicar yoga o realizar ejercicios aeróbicos potencia la homeostasis intestinal y complementa los hábitos saludables adquiridos a través de la nutrición.

El ejercicio no solo fortalece el sistema digestivo, sino que, cuando se complementa con hábitos de higiene adecuados, protege el intestino de agentes perjudiciales. Mantener ambas prácticas resulta clave para el bienestar digestivo, asegurando un equilibrio óptimo y reduciendo el riesgo de afecciones.

Higiene personal y alimentaria: Barreras de protección para la salud intestinal

La adopción de prácticas de higiene adecuadas no solo contribuye a la modulación de la microbiota intestinal, sino que también fortalece la salud general, reduciendo el riesgo de enfermedades y optimizando el bienestar físico y emocional. Junto con una alimentación equilibrada y el cuidado del microbioma, las medidas de higiene son esenciales para preservar la funcionalidad del sistema digestivo.

El lavado frecuente de manos es una de las estrategias más efectivas para prevenir infecciones gastrointestinales causadas por bacterias y virus. Es fundamental realizar esta práctica antes de consumir alimentos, después de utilizar los sanitarios y al manipular productos crudos, garantizando una barrera efectiva contra agentes patógenos.

Asimismo, la manipulación segura de los alimentos juega un papel crucial en la prevención de la contaminación. Lavar correctamente frutas y verduras, conservar los productos frescos a temperaturas adecuadas y separar los alimentos crudos de los cocidos son medidas clave para minimizar la proliferación de microorganismos perjudiciales.

El entorno en el que se preparan y consumen los alimentos también influye en la salud digestiva. Mantener utensilios limpios y desinfectados, garantizar una ventilación adecuada y evitar la exposición a plásticos que puedan liberar contaminantes son acciones que contribuyen a la seguridad alimentaria. Además de prevenir enfermedades gastrointestinales, estas prácticas favorecen el equilibrio de la microbiota intestinal y mejoran la absorción de nutrientes, promoviendo una digestión eficiente y un bienestar integral.

Microplásticos: Un riesgo emergente para la salud intestinal

La exposición a plásticos no se limita al uso de utensilios de cocina, sino que también alcanza el agua y los alimentos que consumimos. Los microplásticos son partículas diminutas resultantes de la degradación de productos plásticos, que han sido detectados en fuentes de agua, organismos marinos, alimentos procesados e incluso en el aire.

Su presencia en el sistema digestivo puede alterar la microbiota intestinal, promover la inflamación y afectar la absorción de nutrientes. Investigaciones recientes sugieren que estos contaminantes pueden bioacumularse en el organismo, generando impactos negativos a largo plazo. Por ello, es fundamental reducir la exposición a microplásticos mediante hábitos sostenibles como el uso de utensilios de vidrio o acero inoxidable, la elección de alimentos frescos sobre ultra procesados, filtrar el agua y la preferencia de empaques biodegradables o reciclables.

El bienestar digestivo es un reflejo de los hábitos cotidianos. La combinación de una alimentación equilibrada, higiene adecuada, actividad física y sostenibilidad  no solo protege la microbiota intestinal, sino que también optimiza la absorción de nutrientes y fortalece el sistema inmunológico.

Adoptar decisiones conscientes en la rutina diaria es clave para mejorar la calidad de vida. A través de pequeños cambios sostenibles, es posible promover una salud digestiva óptima y construir un futuro más saludable. Priorizar la salud es una inversión que impacta positivamente en el bienestar integral y en la prevención de enfermedades.

Dirección Médica de Laboratorios Farma y Gerencia de Asuntos Regulatorios

Dirección Médica de Laboratorios Farma y Gerencia de Asuntos Regulatorios

Material revisado por equipo multidisciplinario de profesionales de la salud, conformado por Médico Internista, Hematólogo, Anestesiólogo y Farmacéuticos.