El estrés es en la actualidad una de las causas subyacentes más importantes y frecuentes de numerosas enfermedades y condiciones de salud, entre ellas el resfriado común, pero ¿cuáles son los efectos del estrés en el cuerpo?
A continuación, veremos cómo afecta el estrés a nuestro cuerpo, cuáles son sus efectos derivados a mediano y largo plazo, qué partes del cuerpo se ven más afectadas por el estrés y, por último, algunas recomendaciones prácticas para manejar el impacto del estrés en nuestro organismo.
Tabla de contenidos
- 1 ¿Cómo afecta el estrés a nuestro cuerpo?
- 2 ¿Cuáles son los efectos derivados del estrés en nuestro cuerpo?
- 3 ¿Qué partes del cuerpo afecta el estrés?
- 4 Otras partes del cuerpo afectadas comúnmente por el estrés
- 5 ¿El estrés daña nuestro sistema inmunológico?
- 6 Consejos para manejar el impacto del estrés en tu cuerpo
- 7 Comentarios finales
¿Cómo afecta el estrés a nuestro cuerpo?
Cuando estamos ante una condición o circunstancia de riesgo, peligro, conflicto o tensión nuestro organismo reacciona produciendo y liberando un conjunto de hormonas (el cortisol, la norepinefrina, la epinefrina, y la dopamina), conocidas como las hormonas del estrés.
Como resultado, aumenta el nivel de alerta del cerebro, se eleva la presión arterial, se tensionan los músculos, se incrementa la frecuencia cardíaca, aumenta el nivel de azúcar en el torrente sanguíneo y se acelera la respiración, lo cual que prepara al cuerpo para enfrentar la situación.
Si es una situación pasajera, el organismo vuelve a sus niveles de alerta normales una vez que ha cesado la condición de peligro o tensión. Esto se conoce como estrés agudo. Pero, sí la situación o agente estresante se prolonga en el tiempo, da origen al estrés crónico, el cual a su vez puede ocasionar numerosas enfermedades o afectaciones de salud.
¿Cuáles son los efectos derivados del estrés en nuestro cuerpo?
El estrés crónico puede producir en el mediano y largo plazo efectos muy perjudiciales para la salud. Entre algunos de los efectos derivados del estrés más frecuentes e importantes podemos mencionar las enfermedades cardíacas, los desórdenes metabólicos, tensiones musculares, dolores, fatiga y depresión.
• Enfermedades cardíacas
El estrés eleva la presión arterial y aumenta la frecuencia cardíaca. Si esto se mantiene por períodos prolongados hace que el corazón y todo el sistema cardiovascular trabaje de manera forzada, lo cual produce fatiga y desgaste del corazón y del tejido cardiovascular, generando insuficiencia cardíaca en el mediano o largo plazo.
Otras cardiopatías causadas o agravadas por el estrés crónico son las arritmias, taquicardias, aumento del riesgo de infartos y accidentes cerebrovasculares, miocardiopatías, etc. En este sentido, estudios médicos recientes asocian al estrés con un riesgo de sufrir infarto de miocardio 2 veces mayor al normal.
• Desórdenes metabólicos
Se ha identificado una asociación entre el estrés y las enfermedades metabólicas. En particular, la Organización Mundial de la Salud reconoce al estrés como una de los principales factores de riesgo que promueven el desarrollo de la diabetes.
Otros trastornos metabólicos producidos por el estrés se han asociado a la obesidad, aumento o pérdida de peso, aumento de los niveles de azúcar, colesterol y triglicéridos en la sangre, incremento de la adiposidad, entre otros.
• Tensión muscular
El estrés crónico incrementa los niveles de tensión muscular y, en el mediano y largo plazo, esto puede conducir a dolores musculares (particularmente en el cuello y la espalda), dolores de mandíbula y bruxismo. Esto a su vez ocasiona dificultades para descansar y conciliar el sueño.
• Dolores y fatiga
El estrés crónico se ha asociado a un aumento de la intensidad y frecuencia de migrañas, dolores de cabeza, dolores de pecho, dificultad respiratoria, fatiga y agotamiento.
Estos síntomas inciden en el descanso, la capacidad de concentración y el desempeño de las personas en sus actividades normales (domésticas, laborales o académicas), lo cual se convierte en nuevas causas de estrés y se establece un ciclo de retroalimentación negativa que profundiza las dolencias.
• Depresión
El estrés sostenido por períodos prolongados puede generar, en el mediano y largo plazo, depresión y otros trastornos afectivos, psicológicos y emocionales, tales como ansiedad, irritabilidad, arrebatos de ira, episodios de pánico, fobias y miedos irracionales, etc.
La Organización Mundial de la Salud reconoce que el estrés, o las situaciones y agentes estresantes, son una de las causas más comunes que promueven el desarrollo de la depresión y, adicionalmente, la depresión se convierte en un factor que agrava el estrés, lo cual genera un círculo vicioso difícil de superar.
¿Qué partes del cuerpo afecta el estrés?
El estrés crónico afecta a todo el organismo, y también tiene efectos significativos sobre la parte afectiva, psicológica y emocional de las personas. Entre algunas de las partes del cuerpo más afectadas por el estrés se encuentran el sistema cardiovascular y el sistema digestivo.
• Corazón y sistema cardiovascular
El estrés desencadena un complejo mecanismo de respuesta en el cuerpo humano, que involucra la participación del cerebro, el sistema nervioso central, el sistema nervioso simpático y el sistema nervioso parasimpático, los cuales tienen un efecto importante sobre el corazón y el sistema cardiovascular.
En este sentido, bajo estrés, el sistema nervioso simpático reacciona generando vasoconstricción, lo cual aumenta la presión arterial y la frecuencia cardíaca. Por su parte, el eje hipotalámico-pituitario-adrenal (HPA) activa la producción de glucocorticoides, los cuales producen un aumento de la hipertensión y de la resistencia a la insulina, entre otros efectos.
El efecto prolongado de estas reacciones ocasionadas por el estrés ha sido asociado a numerosas patologías cardíacas y vasculares, tales como la ateroesclerosis, la miocardiopatía inducida por estrés (también conocida como Síndrome de Takotsubo), la isquemia miocárdica, y un riesgo aumentado de infartos y accidentes cerebrovasculares.
• Sistema digestivo
El estrés afecta significativamente al sistema digestivo y puede ocasionar diarreas, estreñimiento, úlceras, pérdida o aumento desmesurado del apetito, colon irritable, etc. Adicionalmente, el estrés puede afectar de forma importante a otros órganos y vísceras.
En este sentido, estudios clínicos han asociado al estrés con el dolor crónico visceral. El dolor crónico visceral se define como un dolor que se presenta de manera persistente desde los órganos localizados en el tórax, pelvis o abdomen, que tiene más de 3 meses de duración, en ausencia de una lesión.
Otras partes del cuerpo afectadas comúnmente por el estrés
Además del sistema cardiovascular y el sistema digestivo otras partes del cuerpo afectadas comúnmente por el estrés son el sistema respiratorio, sistema reproductivo y la piel.
- Sistema respiratorio: se ha asociado al estrés con afecciones respiratorias tales como el asma, el resfriado común, la bronquitis aguda y otras enfermedades infecciosas, éstas últimas debido a un debilitamiento del sistema inmune de las personas que presentan estrés crónico.
- Sistema reproductivo: también se ha encontrado una asociación entre el estrés y los problemas menstruales, cambios o disminución del deseo sexual, disfunción eréctil y otros problemas o afectaciones de la salud sexual y reproductiva.
- Piel: el estrés ocasiona o agrava problemas de la piel tales como el acné y los eccemas. Adicionalmente, se ha identificado una asociación entre el estrés y enfermedades dermatológicas como la rosácea y la psoriasis. La psoriasis, a su vez, agrava el estrés, de manera que se produce un círculo vicioso entre ambas enfermedades.
¿El estrés daña nuestro sistema inmunológico?
Sí. El estrés prolongado genera una desregulación del sistema inmunológico. La reacción del organismo ante una situación o agente estresante se manifiesta mediante la producción y liberación de las llamadas hormonas del estrés, entre ellas, la adrenalina y noradrenalina.
Esto ocasiona, entre otros efectos, una alteración de la producción y regulación de los leucocitos y linfocitos en la médula ósea y otros órganos del sistema inmune, un aumento de los procesos inflamatorios y una disminución de la inmuno-vigilancia.
De este modo, el sistema inmunológico se debilita favoreciendo el contagio y desarrollo de hongos, enfermedades infecciosas (virales y bacterianas), trastornos y enfermedades autoinmunes, alergias, ateroesclerosis, entre otras.
Consejos para manejar el impacto del estrés en tu cuerpo
Entonces, ¿qué podemos hacer para protegernos de los efectos perjudiciales del estrés? A continuación, te presentamos unos consejos para manejar el impacto del estrés en tu cuerpo.
• Hacer ejercicio
Los médicos y terapeutas recomiendan realizar una actividad física de tu agrado de manera regular y disciplinada, de al menos 30 minutos diarios. El ejercicio libera endorfinas, unas hormonas asociadas al bienestar físico y mental.
Adicionalmente, el ejercicio te permite despejar la mente, aumentar la flexibilidad de tu cuerpo, contribuye a la relajación muscular, te ayuda a sentirte más enérgico y favorece la liberación de las tensiones físicas causadas por el estrés.
• Cuidar la alimentación
Una dieta sana y balanceada mejorará tu salud general, fortalecerá tu sistema inmunológico y contribuirá a aliviar los síntomas del estrés. Se recomienda el consumo de frutas, vegetales, granos, carnes magras, productos lácteos descremados y de abundante agua.
Del mismo modo, se aconseja evitar hábitos poco saludables tales como el consumo excesivo de sal, cafeína, bebidas alcohólicas o gaseosas, grasas, azucares refinados, alimentos con aditivos, colorantes, saborizantes o conservantes artificiales, etc. También se recomienda evitar el consumo de tabaco y drogas.
• Practicar técnicas de relajación
Los especialistas de la salud recomiendan practicar técnicas de relajación para combatir los síntomas y los efectos negativos del estrés. Entre las diversas técnicas de relajación, se pueden mencionar las técnicas de control de respiración, la meditación, el yoga, el tai chi, etc.
Adicionalmente, se aconseja evitar (en la medida de lo posible) las situaciones y factores estresantes. También se recomienda practicar técnicas de comunicación asertiva. Esto te ayudará a disminuir el estrés y las tensiones en tus relaciones personales, familiares y laborales.
• Descansar suficiente
El descanso es fundamental para la salud física y mental. Los especialistas recomiendan dormir entre 7 y 9 horas diarias. También se aconseja respetar los ritmos biológicos circadianos, estableciendo y respetando unos horarios fijos para el sueño y el descanso.
El descanso también implica tomarte un tiempo para ti. Hacer una pausa en tus actividades rutinarias o laborales y hacer algo que te agrade, como leer un libro, escuchar música, tomar una siesta. Esto te permitirá recuperar energías y despejar tu mente.
• Compartir con tus seres queridos
Comparta con sus familiares, amigos y demás seres queridos. Esto le ayudará a sentirse mejor. Evite el aislamiento.
Comentarios finales
El estrés es una respuesta orgánica ante situaciones y factores de riesgo o tensión que aumenta el estado de alerta y prepara al cuerpo para la lucha (enfrentar el desafío) o la huida.
Si bien el estrés puede ser útil, por ejemplo, para evitar un peligro o cumplir una exigencia dentro de unos lapsos determinados, el estrés sostenido por períodos prolongados puede ocasionar efectos muy perjudiciales para el organismo en el mediano y largo plazo, así como también promover o favorecer la aparición de enfermedades.
Existen numerosas técnicas y actividades que se pueden realizar para controlar el estrés y sus efectos negativos. Sin embargo, si usted siente que no puede manejarlo solo, no dude en buscar ayuda profesional. Consulte a un médico o terapeuta. El profesional de salud lo ayudará a controlar o manejar el estrés.