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La erección del pene es un fenómeno fisiológico en el que el pene se vuelve firme, congestionado y agrandado en respuesta a un estímulo sexual. También es el resultado de una compleja interacción de factores psicológicos, neurales, vasculares y hormonales en presencia de una anatomía normal.  La erección se inicia con la producción de una sustancia llamada óxido nítrico (ON), un potente dilatador de los vasos sanguíneos, liberado en las terminaciones nerviosas.

Esta sustancia también tiene un efecto antioxidante, y su principal función es aumentar el flujo sanguíneo donde es liberada, y de esta manera se producirá el llenado de las estructuras peneanas (cuerpos cavernosos) por aumento del contenido de sangre en ellas, lo que hará que se logre la erección. Cuando existe alteración de alguno de los factores (psicológico-vascular-nervioso-hormonal) que interviene en este proceso, se comienzan a dar una serie de trastornos que impedirán una erección duradera y efectiva, ocasionando la  disfunción eréctil.

Otra condición que puede acompañar a la disfunción eréctil es la hiperplasia prostática benigna (HPB) ya que la próstata es una glándula que forma parte aparato urogenital del hombre y su afectación también podría alterar la función eréctil.

La disfunción eréctil es no evidente, con un daño contundente

La disfunción eréctil se asocia con un menor acercamiento e intimidad sexual, y su consecuente  daño en la calidad de vida, de la misma manera la angustia psicológica de padecerla afecta tanto al hombre  como a su pareja sexual.

Existen factores que incrementan el riesgo de disfunción eréctil que pueden ser modificados,    particularmente entre hombres más jóvenes (es decir, <60 años), como algunas enfermedades cardiovasculares (ECV), tabaquismo, obesidad, sedentarismo, diabetes, hipertensión, hiperlipidemia y síndrome metabólico.  

De hecho, la disfunción eréctil puede ser la primera evidencia de futura enfermedad cardiovascular y puede representar una oportunidad para identificar y modificar esos factores de riesgo que la predisponen.

Tanto la disfunción eréctil como la hiperplasia prostática benigna (HPB) son frecuentes en más de la mitad de los hombres a sus 60 años y ese riesgo sigue aumentando con la edad.  No se conoce con certeza los factores que la predisponen, pero si se conoce que los síntomas que la evidencian son los síntomas urinarios como disminución del chorro al orinar, pujo para iniciar la micción, goteo después de terminar de orinar, o sensación de que no se ha vaciado la vejiga completamente. Otro síntoma muy frecuente es la nicturia, que son orinas frecuentes durante la noche.

Investigaciones han demostrado una asociación muy estrecha entre la disfunción sexual y la severidad de los síntomas urinarios típicos de la hiperplasia prostática benigna.

Además de controlar las condiciones de riesgo conocidas, ¿qué más hacer?

Hoy en día hay mucho por conocer sobre la influencia de los patrones  dietéticos  en el riesgo de disfunción eréctil e hiperplasia prostática benigna, pero se sabe que ciertas intervenciones como de pérdida de peso y estilo de vida más sano,  disminuyen el riesgo de disfunción sexual y mortalidad.

Ciertos alimentos y la disfunción eréctil

Se ha descrito que los hombres que consumen una dieta mediterránea tienen menos probabilidades de desarrollar disfunción eréctil. Esta asociación ha sido más vinculada a los hombres menores de 60 años.

Un patrón de mayor adherencia a la dieta mediterráneo caracterizada por mayor ingesta de verduras, legumbres, frutas y frutos secos, cereales, pescado y menor ingesta de lácteos, carne roja o procesada, y alcohol, se aleja de posibilidad de una disfunción eréctil.

También se conoce que  los hombres sin cambios de estilo de vida con dietas incorrectas, tienen un mayor riesgo de disfunción sexual masculina y se ha reportado que una dieta baja en grasas en obesos, mejora la función sexual masculina.

Alimentación y salud prostática

En el caso de la HPB como la primera causa de problemas urinarios en el hombre, el consumo  de frutas y verduras contienen altos niveles de antioxidantes, polifenoles, vitaminas, minerales y fibras son componentes  beneficiosos esenciales de una dieta saludable para una variedad de condiciones crónicas, como es la hiperplasia prostática benigna. Es posible que las asociaciones favorables entre la ingesta de frutas y verduras y los síntomas del sistema urinario no sean atribuidas a un solo micronutrientes en sí, sino varios de los componentes de las frutas y vegetales.  

La ingesta de frutas y vegetales   (> 350 g / 1000 kcal / día), entre ellas las hojas verdes, podría mejorar significativamente los síntomas urinarios en comparación con aquellas personas  que tienen un baja ingesta de las mismas, ya que estas son ricas en betacaroteno, luteína y  vitamina C que pueden ser beneficiosas para la salud de la próstata al disminuir la inflamación y el daño oxidativo, nivelando la función hormonal o regulando el crecimiento de esta glándula. 

La frecuencia de consumo de carne, pescado y huevos ha correlacionada con menor riesgo de  síntomas prostáticos. La relación entre la dieta y la HPB es mixta, ya que se plantea que los hombres con alto contenido proteico y  baja ingesta de verduras tienen un mayor riesgo de desarrollar HPB, al igual que la obesidad, pero no necesariamente esto indica que tendrán más síntomas urinarios.  El aumento en la ingesta de la leche y productos lácteos se ha asociado a  mayores síntomas prostáticos, es decir mayores síntomas urinarios.

Algunos micronutrientes aliados en la función sexual

Vitamina D

Se ha demostrado que los niveles bajos de la vitamina D se han asociado con una mayor prevalencia de enfermedades arteriales en general. Asimismo, se ha reportado en hombres mayores de 20 años sin enfermedad cardiovascular conocida, que niveles bajos de vitamina D, los predispone a mayor riesgo de disfunción eréctil.

Los  niveles de Vitamina D >35 ng / mL se asocian con menor riesgo de disfunción eréctil, mientras que existe una mayor prevalencia de disfunción eréctil con niveles de Vitamina D<20 ng /ml, siendo mayor esta tendencia si también se encontraban alteraciones en los niveles de hormonas sexuales.

L-arginina

Como mencionamos anteriormente, existe un elemento muy importante que interviene en el mecanismo de la erección, el cual es conocido como óxido nítrico. El óxido nítrico requiere de un precursor para su formación, la L-arginina, la cual pasará por cambios enzimáticos para darle origen. No existen valores estandarizados de L-arginina en sangre,  pero si se conoce que ciertos alimentos aportan arginina a la dieta, como aguacate,  kiwi, uvas,  fresas o la patilla, pavo, pollo, frutos secos, soya, garbanzos y lentejas.

Necesitamos una dieta balanceada y saludable, para un cuerpo y vida sana, sexualmente activa.